Afrontar la desescalada no está siendo tarea fácil para muchos. Tras más de dos meses confinados en casa, con nuevas preocupaciones y momentos de ansiedad, no debemos subestimar la dificultad de la vuelta a la nueva normalidad. El estrés, los ataques de ansiedad, la depresión, el miedo…son algunos de los enemigos que han estado acechando estos días, pero ¿cómo podemos combatirlos?
Para poder resolver todas las dudas hemos hablado con Ana Belén Medialdea, Psicóloga General Sanitaria experta en terapia familiar y especialista en terapia breve estratégica. Con los planes de futuro congelados y la mirada puesta en unas vacaciones diferentes muchos nos hemos preguntado si realmente habrá consecuencias más allá de las económicas y sociales, y es que, según nos cuenta Ana Belén, es ahora cuando empiezan a verse las consecuencias psicológicas que ha traído la pandemia.
“Lo que hemos vivido ha sido algo a lo que nunca nos habíamos enfrentado, por eso es normal que en la mayoría de las ocasiones no hayamos sabido gestionar nuestras emociones. Hemos podido experimentar de cerca el miedo, la incertidumbre, la impotencia, la rabia y la tristeza… Hemos añorado a nuestros seres queridos, hemos visto cómo cada día se enfermaban y morían muchas personas, hemos tenido que sobrevivir como hemos podido y, ahora que estamos comenzando a ver la luz, están empezando a verse las consecuencias psicológicas”, señala Ana Belén.
Entre las principales patologías estos días en consulta destacan “la ansiedad, la depresión, la hipocondría, el estrés postraumático y los duelos por la pérdida de un ser querido”, afirma la especialista. Y es que hemos pasado de temer mucho por nuestra salud física, por lo que ahora es el momento de recordar que la salud mental también es salud, “es muy importante tomar medidas de higiene mental para no contaminarnos del miedo porque, al igual que un virus, se propaga muy rápido”. Por eso, ahora es importante prevenir y aprender a gestionar nuestras emociones para que no desarrollemos una patología.
Porque, a pesar de las especulaciones sobre cuál ha sido la franja de edad más castigada psicológicamente, la realidad es que cada persona lo ha vivido de un modo diferente y así nos lo confirma la Doctora: “a nivel psicológico ha afectado a muchas personas por igual, independientemente de su edad. Hay personas a las que les ha tocado vivir esta situación en pisos compartidos donde no se sentían a gusto. Personas que lo han vivido en solitario, personas que lo han vivido con una pareja con la que era difícil convivir. Familias que han tenido que ocuparse de sus hijos mientras trabajaban, ancianos que se han visto solos y con el miedo de saber que eran más vulnerables al virus y, por supuesto, niños y adolescentes que en este momento están desarrollándose y que necesitan poder compartir y relacionarse con sus iguales, salir y se han visto sin poder hacerlo”.
¿Qué pasa con las rupturas de pareja durante el confinamiento?
Lo que no ha separado el confinamiento, ya no lo separa nadie. La relación de pareja se ha convertido en un gran desafío para muchos, que han redescubierto a su pareja, para bien o para mal. Con el frenazo que ha supuesto el confinamiento en la vida de las personas, han llegado las rupturas, cancelaciones de boda… pero ¿por qué?
“Pasar tanto tiempo encerrado con tu pareja puede hacer que te cuestiones muchas cosas. Es cierto que nuestro ritmo de vida “antes de la pandemia” permitía que muchas parejas que tuviesen una dependencia emocional pudiesen estar más tiempo fuera de casa, centradas en sus hobbies y en las cosas que les gustan. Eso a veces ayuda a que si estás en una relación en la que no te sientes completo o sientes que tu pareja no tiene tus mismos valores o necesidades, puedas continuar con esa pareja a la vez que pones tu atención fuera de ello”.
Pero, además, hemos tenido más tiempo para pensar y retomar todas esas decisiones que con un ritmo de vida frenético aplazamos ¿no?
“Sí, el confinamiento nos ha hecho pasar mucho tiempo con nuestros pensamientos, nos ha hecho reflexionar y también magnificar todo mucho más, porque no podíamos acceder a muchas de las cosas que nos hacen regularnos emocionalmente. También, al estar tanto tiempo con una persona, puedes ser más consciente de qué cosas no necesitas, ni quieres en tu vida. Cuando esto pasa es porque ya de por sí en la pareja había algo que no estaba bien. Ya sea la comunicación, los valores, los propósitos o, incluso, el amor y el respeto”.
Aunque no todo es tan negro como parece y, según no cuenta esta psicóloga, también hay muchas parejas que ha salido reforzadas de toda esta situación.
¿Cómo superar una ruptura amorosa?
“Cuando nuestra pareja nos deja vivimos un duelo. El duelo no lo hacemos solamente cuando un familiar muere, sino también cuando cambiamos de trabajo, de ciudad o lo dejamos con alguien”, nos cuenta Ana Belén. “El duelo cuenta con unas fases: la de la negación, de tristeza, de rabia… hasta llegar a la fase de aceptación. Es importante acompañarnos a nosotros mismos en el duelo, teniendo en cuenta que no es un proceso agradable, porque vamos a sentir emociones que no nos gustan y que nos duelen”.
Uno de los errores más frecuentes en una ruptura complicada es el seguir manteniendo el contacto con la expareja, sin embargo, “es muy importante poner contacto cero con nuestra expareja, porque si no lo hacemos, retrasamos el duelo y, por lo tanto, llegar a la fase de aceptación es más costoso. Necesitamos cerrar la puerta para poder abrir nuevas puertas”, insiste.
Y, ¿qué hay después? “Una vez que ponemos el contacto cero, es necesario comenzar a hacer un trabajo de autoconocimiento y crecimiento personal para poder reforzar nuestra autoestima y mejorar la relación con nosotros mismos”.
Tal y como cuenta la especialista en su libro “Amargarte la vida depende de ti”, es imprescindible reforzar nuestra autoestima. “Debemos tener en cuenta tres pilares importantes que son el: cuidarse, valorarse y protegerse. Necesitamos tener en cuenta esto, para no permitir que nos hagan daño cuando está en nuestra mano no consentirlo. Necesitamos volver a centrarnos en nosotros mismos, porque muchas veces cuando salimos de una relación, sobre todo si ha sido tóxica, una persona puede perderse a sí misma. Es esencial trabajar para volver a encontrarse”, concluye.
¿Episodios de insomnio durante el confinamiento?
Durante el confinamiento han cambiado nuestras rutinas, nuestra forma de vida e, incluso, para muchos también la forma de ver la vida. Con ello ha llegado otra de las consecuencias del confinamiento: las alteraciones del sueño. Dormir a una hora decente parecía misión imposible, pero ¿tiene alguna explicación?
“El cambio de ritmo y de actividad hacía que no gastásemos tanta energía, por lo que, cuando llegaba la hora de dormir, muchas personas no estaban cansadas. También el no descansar y estar constantemente recibiendo las noticias tan duras ha hecho que muchas personas tuviesen ansiedad y que sus pensamientos y malestar les impidiesen conciliar el sueño”.
También es importante destacar que nos hemos enfrentado a un momento anómalo, en el que no solo hemos tenido que quedarnos en casa, sino enfrentarnos a emociones nuevas que antes de la pandemia no hubiéramos ni imaginado. “Hemos convivido con el dolor, la incertidumbre la tristeza, la rabia, el miedo… Sentir esos picos emocionales, ha sido algo normal, era un miedo real. Era una situación que nadie controlaba y ante eso es imposible no sentir miedo. No nos podemos pedir no sentir, porque sentir es parte de la vida y todas las emociones tienen una función muy importante”, insiste Ana Belén.
¿Cómo saber si sufrimos ansiedad?
Los ataques de ansiedad y de pánico son situaciones que posiblemente muchos hayamos vivido en algún punto de nuestra vida pero de los que, sin embargo, desconocemos su sintomatología. Por ello, hemos querido hablar también con esta especialista para saber qué es la ansiedad y cómo lapodemos controlar.
“El miedo es una emoción que nos ayuda a sobrevivir, sentir un poco de miedo es adaptativo, el problema es cuando el miedo se convierte en excesivo y supera el umbral, ahí es cuando se activa la ansiedad. La ansiedad es una respuesta fisiológica de nuestro organismo, que se expresa con la aceleración de nuestra frecuencia cardiaca, dolores de cabeza, temblores, sudoración, dificultad para respirar, excesiva preocupación… Cuando estas reacciones se mantienen por un tiempo prolongado y constantemente es cuando se construye un trastorno de ansiedad y, en ocasiones, puede generar crisis de pánico”, señala.
¿Existe el síndrome de la cabaña?
La vuelta a la calle ha estado marcada por el miedo de muchos, “estar tantos días encerrados en casa ha generado en muchas personas miedo por salir a la calle, a contactar con otras personas fuera de casa. Ha generado temor a volver al trabajo, volver a coger el transporte público…” afirma Ana.
La exposición social ha requerido de un proceso de adaptación, ya que “después de estar tantos días confinados, la casa se convirtió en un lugar seguro para muchas personas y este mismo miedo a volver a la “normalidad” es una consecuencia “natural” del encierro”, por lo que si nos encontramos con una situación así debemos entender que cada uno tenemos nuestros tiempos y debemos respetar las decisiones de cada uno siempre y cuando no atenten contra nuestra propia salud.
No obstante, los expertos insisten en que no se trata de un trastorno psicológico como tal, ya que no hay definición oficial sobre ello. ¿Podríamos estar ante una nueva patología pos-covid?
¿Qué hay de la nomofobia?
“La hipocondría y la nomofobia son dos trastornos que se han potenciado en estos últimos meses tanto en jóvenes o adultos como en ancianos”, afirma la psicóloga. La hipocondría es un trastorno en el cual se produce la creencia firme de ser víctima de una enfermedad grave que no está siendo diagnosticada. Por lo cual, como la persona tiene la creencia firme de que algo tiene, intenta comprobarlo una y otra vez, realizándose pruebas y acudiendo a diferentes consultas médicas en busca de la confirmación de sus síntomas.
La nomofobia es un trastorno en el cual la persona que lo padece siente un temor irracional, intenso e incontrolable de padecer una enfermedad mortal y poder morir. “La pandemia ha generado que estas dos patologías se vean más potenciadas porque, al estar sugestionados por todo lo que estábamos viviendo, muchas personas han comenzado a estar más pendientes de sus síntomas y de las funciones de su cuerpo. Al intentar controlar algo espontáneo de nuestro cuerpo, nos descontrolamos”, insiste Ana Belén.