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5 factores para adquirir viviendas eficientes y de calidad energética

Este 21 de octubre se celebra el Día Mundial del Ahorro de Energía, una jornada para reflexionar sobre la necesidad de realizar buenas prácticas a favor de la eficiencia en el área energética y la conservación de los recursos naturales. Una jornada enmarcada en la Semana Verde Europea (EU Green Week), que se celebra del 19 al 22 de octubre, para hacer hincapié en la contribución de la biodiversidad a la sociedad y la economía, sobre todo con la pandemia de la Covid-19, que ha incrementado la necesidad de crear empleo y desarrollo sostenible en todas las áreas.

En los hogares, la eficiencia energética se mide por la certificación de los inmuebles, que va de la ‘A’ (más eficiente), a la ‘G’ (menos eficiente). En España esta regulación está vigente desde hace siete años y todavía la mayoría de inmuebles tienen una certificación baja, principalmente tipo ‘G’, siendo minoritarias las de tipología ‘A’ o ‘B’.

De hecho, los expertos calculan que aproximadamente 26 millones de viviendas en España pierden cada año más de 12.000 millones de euros por mal acondicionamiento energético Algo que podría evitarse con soluciones de rehabilitación.

¿Qué criterios hay que tener en cuenta a la hora de comprar una vivienda para valorar su certificación energética? ¿Es posible mejorar a través de reformas la eficiencia energética y la sostenibilidad del hogar? ¿Cuánto cuesta? ¿Cubre la hipoteca estos gastos de rehabilitación en pro de la sostenibilidad?

Para dar respuesta a estas cuestiones, UCI (Unión de Créditos Inmobiliarios), entidad especialista en financiación sostenible de la vivienda, a través de su división Green, ha realizado un análisis sobre los aspectos a tener en cuenta a la hora de adquirir una vivienda y qué reformas serían necesarias para tener un hogar energéticamente eficiente para contribuir, así, al cuidado medioambiental y el ahorro.

1. Comprobar el aislamiento térmico: para verificar el aislamiento térmico de una vivienda es importante tener en cuenta tres elementos esenciales: suelo, paredes y ventanas.

En los suelos, lo mejor es contar con una base de aislante térmico o un suelo de madera. En paredes y techos, es recomendable verificar si la vivienda tiene aislantes como poliestireno, lana mineral, planchas de EPS o paneles de fibra de madera. En cuanto a las ventanas, lo ideal es que sean de cierre hermético, doble cristal y permitan el paso de la luz natural.

Aunque una vivienda no disponga de estos elementos, se puede realizar una reforma para incluirlos, que supondría un coste estimado de entre 2.000 y 3.000 euros. Una vivienda con buenas ventanas y sistemas de aislamiento permite ahorrar hasta un 30%. Para las paredes y techos, también se consigue mejorar hasta un 25% el aislamiento con el uso de pinturas térmicas.

2. Sistema de calefacción eficiente: los sistemas de calefacción de carbón o gasoil no son óptimos para la eficiencia energética. En su lugar, es mejor el uso del gas o de energías renovables como la aerotermia (bomba de calor que utiliza aire y depende de las condiciones climáticas exteriores) o la geotermia (bomba de calor de agua que viene del interior del subsuelo).

La instalación de la geotermia supone un coste mayor, puede oscilar entre los 15.000 y los 25.000 euros, pero su rendimiento y amortización es eficiente a largo plazo y puede suponer un ahorro de entre un 40-70% en la factura. Por su parte, la aerotermia permite ahorrar hasta un 75% de los recursos. En cualquier caso, la elección de un sistema u otro depende en gran medida de la ubicación y tipología del inmueble.

Además, cada vez son más comunes las viviendas con suelo radiante, un sistema con una temperatura de impulsión de agua muy baja (30-45ºC) con respecto a los sistemas tradicionales de radiadores (70-75ºC), lo que contribuye ahorro porque funcionan con aerotermia o geotermia.

3. Placas solares: para la eficiencia energética de la vivienda es recomendable contar con energías renovables. La opción más habitual son los paneles solares fotovoltaicos, que son viables en la gran mayoría de los inmuebles españoles, en caso de no disponer de uno ya, y que contribuyen a un importante ahorro en la factura eléctrica. También los de tipo térmicos permiten la absorción del calor y son aptos sobre todo para inmuebles situados en zonas de impacto directo del sol o altas temperaturas. El uso de estas placas solares ayuda a reducir hasta 18 toneladas al año de gases contaminantes en una sola vivienda.

4. Iluminación: una vivienda con una instalación eléctrica muy antigua es fuente de derroche de energía y dinero. De hecho, la iluminación representa aproximadamente el 15% del consumo mundial de electricidad y el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Instalar un sistema de electricidad moderno en un inmueble puede suponer entre 2.000 y 3.000€ en un piso de 100 m2. Incluir un sistema domótico para el encendido y apagado de luces y aparatos eléctricos es otra de las principales recomendaciones. Y, sobre todo, a la hora de adquirir una vivienda es importante fijarse en la orientación para sacar el máximo partido a la entrada de luz natural.

5. Agua caliente: supone un 26% del consumo de los hogares. Para tener un hogar sostenible es recomendable evitar calderas eléctricas para disponer de agua caliente. La mejor opción en edificios de viviendas es un sistema central de agua caliente o en inmuebles independientes el uso de placas solares o un sistema de aerotermia. Además, para la eficiencia energética, una buena práctica es utilizar reductores de caudal y grifos de monomandos con termostato, que no solo benefician al medio ambiente sino que ayudan a ahorrar entre 30 y 200 euros en la factura del agua.

España cuenta con un parque de viviendas envejecido, donde el 80% de las compraventas es de casas de segunda mano, con una antigüedad media de 45 años, por lo que es habitual que se tengan que acometer obras de rehabilitación para mejorar el confort y eficiencia energética de los hogares.

Para poder hacerle frente, UCI cuenta con la hipoteca SUMA para la compra y rehabilitación energética de las viviendas. Una fórmula que permite ahorrar en los gastos hipotecarios ya que recurrir a un crédito al consumo para reformar una vivienda supone un tipo de interés medio de en torno al 5-6%, en un plazo de amortización corto, por lo que las cuotas mensuales son más elevadas. En cuanto al capital prestado, despende del valor de tasación de la vivienda una vez reformada y de la capacidad de pago. UCI aplica, además, una bonificación en el tipo de interés de la hipoteca en función del certificado energético final del inmueble.

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